Menos del 10% de estas migrantes cuentan con un empleo formal, por lo cual la mayoría se enfrenta a una precariedad laboral que les impide gozar de derechos fundamentales como el acceso a un trabajo decente, a salud, a educación y una vivienda, entre otros.
Las diferencias no solo se evidencian respecto a sus pares colombianas, sino que también se constata una brecha de género con sus connacionales hombres. Aunque ellas tengan una mayor educación que ellos, su participación en el mercado laboral es menor, entre otros hallazgos.
El estudio presenta una caracterización de la situación laboral de la mujer migrante venezolana, con base en datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH).También, incluye las barreras laborales que más enfrentan, así como recomendaciones de política pública.
Esta publicación es la séptima de la serie sobre el mercado laboral colombiano del proyecto Empleos para construir futuro, liderado por la ONG de desarrollo Cuso International y apoyado por el Gobierno de Canadá.