Por: Por Allison Vickery, Cooperante Internacional de Cuso International para la Alcaldía de Barranquilla.
Las Gardenias es uno de los proyectos de vivienda más grandes de Barranquilla y Colombia, en el cual habitan más de 20 mil personas. A lo largo de muchos años esta zona ha sido escenario de violencia y delincuencia, cuyos protagonistas son principalmente jóvenes. Hace un año se evidenció la necesidad de una intervención urgente cuando las acciones de unos jóvenes causaron la muerte de un adolescente.
Se formó un comité integrado por representantes de varias entidades de la Alcaldía de Barranquilla, con el fin de implementar un plan de normalización de la convivencia entre la juventud. Como voluntaria para la Secretaria de Desarrollo Económico, he tenido la oportunidad de formar parte del comité y trabajar con población juvenil en situación de vulnerabilidad.
Mi llegada al comité coincidió con la finalización de un primer proceso con 22 jóvenes de Las Gardenias, quienes señalaron que su razón principal para participar en estos actos fuera de la ley era la falta de oportunidades académicas y laborales.
Por ese motivo, los miembros del comité y la Secretaria de Desarrollo Económico gestionaron oportunidades de trabajo, para que los y las participantes empezaran a laborar. Infortunadamente, la mayoría de ellos y ellas (67%) dejaron el trabajo en el primer mes y solo quedó una persona trabajando después del segundo mes. Con el apoyo de psicólogas de la Alcaldía, identificamos la necesidad de una intervención holística para que estos jóvenes fueran mejor preparados al ambiente laboral.
Armamos un plan psicosocial que incluía: visitas domiciliarias, encuentros con las familias, formación para el trabajo y una escuela de desarrollo personal. Identificamos que la mayoría de los jóvenes no habían terminado su bachillerato. Con esta información, ajustamos el plan de intervención e iniciamos la facilitación de talleres sobre convivencia, resolución de conflictos, liderazgo y trabajo en equipo.
En los últimos dos meses, un segundo grupo de jóvenes pasó por la última fase del proyecto: formación para el trabajo. Realizamos talleres de presentación personal, entrevistas laborales, sentido de pertenencia en el trabajo y preparación de hojas de vida. Involucramos al SENA, la Secretaria de Educación y una escuela de emprendimiento para darles opciones de desarrollo personal y laboral hacia el futuro.
La parte más impresionante de este trabajo fue poder ver el cambio en los jóvenes. Al final, miré con orgullo cuando muchos de ellos y ellas llegaron a una convocatoria de trabajo con sus camisas planchadas y sus hojas de vida en la mano.
Estas habilidades siempre existían para estos jóvenes; solo necesitaban abrir sus mentes a las posibilidades. Me siento muy afortunada de haber sido parte del inicio de este nuevo camino para los jóvenes de Barranquilla.