Para Jorge Padilla, visitar a su mamá antes de empezar su turno nocturno de trabajo es un habito que cumple cada domingo a la misma hora. Hoy doña Daira le ha preparado uno de sus platos favoritos: arroz con coco, pollo frito y una ‘ensalada payaso’ o como es conocida en Barranquilla a la mezcla de remolacha, zanahoria y papa. Cuando ambos vivían en Venezuela se daban ese gusto en contadas ocasiones especiales, pero lo más duro de sus últimos años en este país fue comer pollo o carne con el paso de tres meses.
Hijo de padres colombianos, la vida de Jorge ha transcurrido entre Colombia y Venezuela. Hace dos años que vivía en el estado de Miranda y su preocupación por la escasez alimentaria se agudizó cuando su esposa tenía siete meses de embarazo y la contextura de su cuerpo se veía muy delgada.
Mi esposa e hijo no estaban bien. Comíamos las tres comidas, pero usualmente un plato incluía arroz, caraotas, yuca y si acaso sardinas. Sentía angustia de pensar que quizá el niño no iba a poder tomar buena leche”, cuenta Jorge.
El deseo de que su hijo llegara a este mundo en condiciones saludables llevó a Jorge a migrar hacia Colombia. Se radicó en Barranquilla con la firme convicción de traer a su familia a la capital del Atlántico, una vez recibiera algunos ingresos. No fue fácil: entre uno y otro trabajo, en su mayoría en fábricas, pasaron los meses sin poderle cumplir la promesa a su esposa de volverla a ver.
Su destino cambió cuando se acercó al Centro de Oportunidades de Barranquilla, prestador autorizado del Servicio Público de Empleo, que junto con Cuso International y su proyecto Empleos para construir futuro -apoyado por el Gobierno de Canadá- así como la Fundación La Cayena y la Zona Franca La Cayena han impulsado la inclusión laboral de personas en situación de vulnerabilidad como migrantes en la Costa Atlántica.
Por medio de la articulación con prestadores autorizados por el Servicio Público de Empleo, empresas y organizaciones de la sociedad civil, el proyecto Empleos para construir futuro realiza un acompañamiento a la vinculación laboral que contribuye a que el sector privado pueda encontrar el talento humano idóneo para sus cargos, mientras también posibilita que víctimas del conflicto armado, migrantes, jóvenes y mujeres superan las dificultades para acceder a un empleo formal (más sobre este proceso aquí).
De acuerdo con Sury Ruiz, Directora de Proyectos y Alianzas de la Fundación La Cayena, el trabajo conjunto con Cuso International ha permitido articular la oferta y la demanda laboral en la zona franca, beneficiando especialmente a personas que no habían podido ingresar al mercado laboral colombiano.
Algunas de las actividades del acompañamiento a la vinculación laboral están enfocadas en el fortalecimiento en destrezas sociales de la población en situación de vulnerabilidad, desde la preparación para una entrevista de trabajo hasta el relacionamiento con otros trabajadores/as, cuestiones imprescindibles para laborar en el sector empresarial”, sostiene la directiva de la Fundación La Cayena.
En palabras de Ángela Sánchez, Coordinadora de Empleabilidad del Centro de Oportunidades de Barranquilla, este proceso de acompañamiento ha apoyado a la institución en la identificación de personas en situación de vulnerabilidad para vacantes disponibles.
Desde septiembre de 2019, un total de 56 personas, entre mujeres, jóvenes, víctimas del conflicto y migrantes, han sido contratados por las 30 empresas del sector de la construcción ubicadas en la zona franca, como parte del proceso de acompañamiento a la vinculación laboral. En cuanto al caso de Jorge, él lleva tres meses laborando como auxiliar de línea en la compañía dedicada a la transformación del acero, Sigmasteel.
El acompañamiento a la vinculación laboral ha permitido que las empresas se sientan más apoyadas después de la selección de personal, pues incluye un seguimiento de los trabajadores/as recién contratados/as, de modo que no deserten sus empleos tan rápido”, sostiene la directiva del Centro de Oportunidades de Barranquilla.
Agrega que, durante la posvinculación al empleo, el auxilio de transporte ha marcado la diferencia, pues en muchos casos, las personas no volvían al trabajo, porque no contaban con el dinero para tomar el bus hacia la Zona Franca La Cayena. Al brindar un apoyo económico, se ha aumentado la permanencia de las personas gracias a que ellos y ellas pueden cubrir este rubro antes de que reciban su primer sueldo.
Cuando Jorge empezó a laborar, tomaba tres buses para llegar a Sigma Steel, ubicada en el corregimiento de Juan Mina y aledaño a la capital del Atlántico. Dadas las grandes distancias entre su residencia en Malambo y la Zona Franca, el auxilio de transporte lo ayudó a permanecer en el trabajo durante el mes inicial. Después de pasar el periodo de prueba, la empresa le brindó servicio de ruta. Por eso cuando tiene turno nocturno, pasa fielmente por la casa de su mamá a las 7:30 p.m., con tal de saludarla y subirse al bus de la compañía a las 8:00 p.m. en punto.
Jorge dice que hace todo lo posible para mantener su empleo, porque es lo que garantiza el bienestar de su esposa e hijo. Además, también le ha permitido compartir con su mamá que, al igual que él, regresó al país en búsqueda de mejores condiciones de vida.