Por: Emily Ryckman, voluntaria de Cuso International para la Asociación de Productores Orgánicos.
La inseguridad en zonas rurales, los altos costos de la energía, el mal estado de las carreteras aledañas de las cosechas y la brecha entre los ingresos y los impuestos pagados por la tierra hace que el campo colombiano no sea una apuesta económica segura para un buen número de familias campesinas, tal y como lo demostró el último Censo Nacional Agrícola (2015).
Ante estos problemas que enfrentan los pequeños productores/as rurales para continuar desarrollando una de las labores más antiguas de la humanidad, ahora su reto es reinventarse y crear nuevas alternativas económicas que permitan la sostenibilidad social, económica y ambiental de zonas productivas como el Tolima.
Ya existen más de 24.500 fincas agroturísticas en el país, según estimaciones del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. En su mayoría, están ubicadas en Quindío, Risaralda y Caldas, departamentos que forman parte del denominado Eje Cafetero. Al estar tan cerca de esta región, es el turno para que el Tolima e Ibagué desarrollen su potencial en este sector.
Como Asesora de Agroturismo de las fincas afiliadas a la Asociación de Productores Orgánicos, mi labor consiste en apoyar la puesta en marcha de un proyecto piloto, que busca que la población del departamento pueda incursionar en este sector y encuentre otra fuente potencial de ingresos. Esta iniciativa ha generado un proceso continuo de aprendizaje para mi y todas las familias campesinas que participan en este novedoso modelo.
Esta asociación históricamente ha producido una gran variedad de cultivos orgánicos como bananos, café, cacao, hortalizas, aguacates y cítricos. De hecho, provee bananos a Fruandes, una empresa agro-industrial que vende frutas orgánicas deshidratadas y que ha sido socia de Cuso International durante muchos años.
Actualmente estoy dedicada a la evaluación del potencial turístico de la zona y el desarrollo del proyecto piloto. Iniciamos de cero con la creación de tours, itinerarios y paquetes de turismo, así como en la organización de las prioridades e ideas de las personas agricultoras. Para que la iniciativa avanzara con paso firme, nos trazamos la meta de realizar una retroalimentación constante de los productos turísticos. Lideramos unos talleres que nos ayudaron a definir la misión y el objetivo del proyecto. Al mismo tiempo, estos espacios nos permitieron aprender cómo podemos encontrar el valor agregado de las fincas en este sector, sin tener que invertir más recursos económicos.
Pese a los grandes beneficios que brinda el agroturismo, aún se requiere de una mayor comprensión de su impacto económico. Adicionalmente, es preciso hallar las causas de su informalidad, pues de las casi 24.500 fincas que se dedicaban a este modelo de negocios hasta finales de 2016, solo 1.548 estaban incluidas en el Registro Nacional de Turismo en calidad de alojamiento rural. Es decir, solo 6,5% de las fincas eran formales.
El atractivo turístico de los tours
Algunas de las fincas de la zona ya han identificado su atractivo turístico para las personas que visitan la región. Por ejemplo, Germán y Carmenza Cano en El Cural, Boquerón, Ibagué, brindan un aprendizaje único sobre las fronteras vivas que protegen a los cultivos contra las plagas. Orlando Rodríguez en Perico, Ibagué, comparte su conocimiento en lombricultura, que consiste en alimentar lombrices con las cáscaras de café, para luego colocarlas en el suelo y nutran a las plantas.
Sin esperarlo, mi voluntariado me ha llevado a un camino profesional antes desconocido, que me ha servido para reconectarme no solo con el campo, sino también con un estilo de vida saludable y el valor de la comida en su forma más básica. Creo que, si yo he logrado tener esta experiencia inspiradora, turistas nacionales e internacionales podrán descubrir lo mismo al visitar a Ibagué.
Por esto estoy más convencida que nunca de que debo seguir trabajando, siendo una chispa que encienda la motivación de las familias campesinas, para que pongan en práctica esas habilidades extraordinarias que ya tenían en un campo tan próspero como promete ser el agroturismo.
